miércoles, 26 de junio de 2013

Donde Se Esconden Los Secretos

Capitulo 3

– Creo que se hace la hora de marcharnos – dijo Matt – Tu sabrás lo que haces Beth.
– Encantado de conocerla señorita – Will se acerco a ella – Espero verla pronto – La susurro al oído.
– Me alegra haberte visto Matt – les dijo mientras los acompañaba a la puerta – Supongo que os veré pronto.
A la hora de la comida todo fue normal, excepto por la hora del café, se había presentado Maxwell, un joven muy atractivo, alto, moreno y con unos ojos verdes que hipnotizaran a cualquier fémina.
– Max ¿que haces?  dijo Beth acelerada.
– Necesitaba verte – contesto este  ¿Que tal estas? Siento mucho lo de tus padres, ya sabes que cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo.
– Yo... yo no estoy bien, no se como ha pasado todo tan rápido y para colmo la visita de prima  se derrumbó. 
– Bessie  la abrazo, sus brazos y su manera de llamarla siempre la calmaban – estoy aquí, nunca te dejare, te quiero  se fundieron en un beso, de esos en los que Beth se olvidaba del resto, solo eran ella y el.
Beth llevaba saliendo con Max un año y medio, lo mantenían en secreto para no levantar la habladuría entre los vecinos.
– Yo también te quiero – susurro la chica con las lagrimas todavía corriendo por sus mejillas.
  Ya que estas más calmada, podrías contarme lo de tu primo.
– ¿Mi primo?
– Si, me habías dicho que una de las cosas por las que estabas mal era la visita de tu primo.
– Ah, no me acordaba.
Beth le contó todo lo  que había pasado esa mañana, excepto pequeños detalles que eran indiferentes como el casi beso con Will. Will, no le conocía pero sabía que era la clase de chico que la rompería como a un trozo de papel. 
– Bueno ¿que opinas? – le pregunto Beth.
– Creo que deberías averiguar lo que les ha ocurrido a tus padres, ve mañana a ver a tu primo y dile que quieres averiguarlo...
– Pero, si no quiero – le corto la joven.
– Eres demasiado curiosa, Beth, te conozco, se lo que harás.
Max tenia razón, era demasiado curiosa.
– Iré a verle.
– Pero que tarde se ha hecho – dijo el chico – es hora de que me vaya, el tiempo contigo se hace demasiado corto, ¿nos vemos mañana?
– Por supuesto, donde siempre y a la misma hora.
– Lo estaré deseando.
En cuanto Max se fue, Elizabeth cogió su volumen de Orgullo y Prejuicio y se puso a leer. Un montón de pensamientos la invadieron ¿por que alguien querría matar a sus padres? ¿en que estaban metidos sus padres? Al pensar en ellos la vino a la mente un recuerdo, era ella  de pequeña corriendo por las playas Margate, su padre detrás de ella y su madre esperándola agachada y con los brazos abiertos para darla un abrazo, eran muy felices. 
Encamino hacia su habitación y se paro frente al tocador, observo y vio que debajo de la cajita donde guardaba las horquillas había una carta.
Para Elizabeth 
Era de su madre.

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